El origen de la ciudad se remonta por allá por el 26 de mayo de 1742, cuando el gobernador de la Capitanía General de Chile, José Manso de Velasco, ordenó al sargento mayor Pedro de Córdoba y Figueroa para que en este lugar se instalara una villa que más tarde dio origen a la ciudad que hoy conocemos.
Y es aquí el punto más importante para aclarar este error.
En el acta de fundación, según los historiadores, no existe ninguna referencia a Santa María de Los Ángeles.
Este aspecto no es menor porque, a partir de dicha acta, todos los pueblos arman sus nombres con los cuales son conocidos más tarde. Para todos los efectos, siempre se denominó Los Ángeles. A secas.
Para ser más precisos: el acta de fundación, firmada por Manso de Velasco, señala: “He deliberado se dé principios y ejecute la referida población con el nombre de Los Ángeles...”. Las investigaciones de la historiadora María Teresa Varas, que hace algunos recopiló información de la época colonial, demostraron este error.
Pero su trabajo también permitiría establecer el origen de esta falta.
En los documentos recopilados, encontró referencias de la ciudad como Nuestra Señora de Los Ángeles. Incluso Bernardo O’Higgins, en algunas de sus cartas, se refería a la villa en esos términos lo que más tarde desembocaría en la denominación que hoy conocemos.
Pero, en 1886, en “La Historia General de Chile” de Diego Barros Arana, hace referencia explícita a Santa María de Los Ángeles (página 142), aunque aclara que no ha encontrado el documento de fundación, el mismo que apareció más tarde en el Archivo de Sevilla, España.
El error lo tomó el abogado Domingo Contreras Gómez, quien escribió, en dos tomos, "La Historia de Santa María de Los Ángeles", con motivo de los 200 años de su fundación.
A tal punto llegó dicha identificación que, en la década del 60, cuando se conformó la Diócesis, pasó a denominarse también Santa María de Los Ángeles.
Y así ha seguido, incluso hasta nuestros días.
En tiempos no tan pasados, este nombre pasó a ser de uso común en ceremonias, actos públicos, en los folletos y papelería pública. Incluso, en el prado ubicado frente al acceso principal del edificio municipal, un gran letrero instalado a fines de los ochenta dice "Santa María de Los Ángeles" y menciona la cantidad de habitantes. También, en el acceso por Sor Vicenta, existe una imagen de Santa María de Los Ángeles.
Pero, como está dicho, los historiadores se han encargado de aclarar este malentendido.
A la labor de María Teresa Varas se sumó la de Tulio González Abuter, historiador y abogado, quien escribió hace algunos años un artículo en el diario La Tribuna donde entregaba toda la fundamentación existente al respecto.
Pero ya se han notado cambios. Los locutores de las ceremonias oficiales ya no hablan de “¡¡La ciudad de Saantaa Maaríaa de Los Aaangeles!!” sino de Los Ángeles, a secas, sin apellidos u otros nombres. Su propio sitio web que durante un par de años mostraba con grandes letras la equívoca referencia, se modificó por la correcta.
Y así, de a poco, se está tratando de cambiar este concepto por el que verdaderamente plasmó Pedro de Córdova y Figueroa cuando fundó LOS ÁNGELES, así, a secas.
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